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A “intentar” volar cometas

Hoy los planes con niños que os traemos, podríamos decir que es más bien una idea. Me explico, el día estaba más bien desapacible, nos es que lloviera pero si estaba bastante frío. Así que como siempre llegó la hora de decidir qué era lo que podíamos hacer.
A uno de nosotros (para ser sinceros fue el que ahora escribe) se le ocurrió la genial idea de que podíamos ir a volar cometas a alguna playa. Como es normal, todos preguntaron si tendríamos aire para poder volar las cometas, así que sin pensármelo dos veces saque el dedo por la ventana y les dije “tranquilos que va hacer viento más que suficiente”.
Decidido lo que íbamos a hacer escogimos un sitio, la playa de La Isla en Colunga. Nunca habíamos llevado a los niños hasta allí, así que nos pareció una gran idea porque además conocerían una playa nueva.
Como sabíamos a dónde íbamos y con quien, abrigamos muy bien a los niños y les pusimos las botas de ir a la nieve (incluso les llevamos ropa de cambio). Como veis íbamos preparados.
Puesta la bufanda, el gorro y los guantes, cogimos la bolsa de la merienda junto con las cometas y la ropa de cambio y para allá que nos fuimos.
Al llegar a la playa, lo primero que hicimos fue comprobar que hiciese viento y no me pareció que hubiera mucho, pero para volar cometas suficiente.
Sacamos las cometas (los niños saltaban de emoción a nuestro alrededor), las montamos y … se paró el viento, ni una gota, nada de nada.
Se nos quedó una cara de bobos a todos y los niños incluso se enfadaron. Así que como íbamos a quedar mal con nuestros hijos. Toma coge por ahí y corre, que yo tenso y la lanzo para arriba,- nos decíamos unos a otros-
.
Pues nada, no hubo manera y os digo que lo intentamos de todas las maneras (a los papas nos sobraba hasta el abrigo).
Pero mientras nosotros nos empeñábamos en que las cometas volasen (solo nos faltó soplar…), las niños se habían metido en el agua.
No es que se hubiesen bañado, pero como les habíamos llevado las botas de la nieve y ellos saben que con esas no se mojan los pies, pues allí estaban corriendo delante de las olas.
Intentar imaginaros la escena, un montón de papas empeñados en volar cometas, los niños metidos en el agua y todo esto a unos 5 grados de temperatura y lo peor de todo es que por el muro de la playa paseaban un montón de personas (lo que habrán pensado de nosotros, pero, “que lo nuestro no era normal” por lo menos, jeje).
Cuando nos dimos cuenta de las hazañas de nuestros hijos y ya no se podía hacer nada, les dimos cinco minutos más y a cambiarse.  Incluso los chulitos de ellos vienen y nos dicen que las botas están rotas porque se les había metido agua en ellas (tenían mojado los pantalones por encima de la rodilla, como para que no entrara agua).
Así que para acabar, deciros que como podéis ver diversión por un rato, pero lo que es preparar la actividad, suspendemos. Para la próxima vez prometo mirar el tiempo y la posibilidad de viento. Otro día os enseñaré algunas fotografías de otras veces que hemos salido a volar cometas, para que veáis que saber, sabemos.
Pues ya saldremos otro día con las cometas y ya os lo contaremos (si nos respeta el viento). Un saludo de asturianinos.

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3 COMMENTS

  1. Jajajaja Una fantástica anécdota.

    Leyendo vuestra odisea no podía parar de reír. Os imaginaba a vosotros empeñados en que las cometas debían volar sí o sí mientras los niños hacían de las suyas.

    Si es que cuando los papas y las mamas nos empeñamos en algo…

    Un abrazo.

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