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A la nieve

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Seguro que casi todos es alguna ocasión os habéis llevado a los niños a la nieve. Pues aunque no lo creáis, nuestro peque solo conocía la nieve de lejos (o por la tele, jeje).

 

Para los que lo habéis ido  dejando por  una cosa o por otra y cuando os dais cuenta, ya no hay nieve, deciros que es un gran plan con niños y que os animéis y que los  llevéis a una estación de esquí.

 

A nuestro hijo mayor, ya lo habíamos llevado a la nieve en alguna ocasión. Nava y el Berrón habían sido los destinos elegidos, ya que disponíamos de un prao para disfrutar de la nieve y tirar unas bolas.

 

Pero lo que se dice ir a la nieve, entendiendo esto, por ir a una estación de esquí y estar rodeados de nieve por todos los lados, lo cierto es que nunca los habíamos llevado.

 

Una pasada, palabras textuales de nuestros hijos. Como os podéis imaginar (y seguro que muchos lo sabéis por propia experiencia) se lo pasaron en grande. Tanto Gemma como yo, vinimos encantados de ver lo bien que nos lo habíamos pasado, aunque igual que digo esto, también digo que les gustó demasiado y que no pararon de repetirnos que tenemos que volver todos los fines de semana. ¿Cuánto nos faltará para que nos pidan unos esquís o una tabla de Snow…?

Bueno a lo que iba, para aquellos que habéis sido un poco “perezosos” como nosotros y que ir hasta Pajares o San Isidro, os daba mucha pereza, animaros que merece mucho la pena y no os vais a arrepentir.

 

No íbamos pensando en esquiar ni nada por el estilo, (para ser realmente sinceros llevamos la tabla de snow del 2000a.c. pena que nos dimos cuenta que estaba rota una de las fijaciones después de cargar con ella un buen trecho…)  nosotros a la vieja usanza, bolsas de plástico y como extra para la ocasión nos habíamos hecho con un trineo, jeje.

 

Y no necesitamos nada más, porque aunque intentamos hacer con los niños un muñeco de nieve (un clásico…), ellos lo único que querían era tirarse por la cuesta en trineo y en especial tirarnos bolas, tantas que yo incluso llegué a pensar que iban a acabar con la nieve.

 

Otra cosa que no podía dejar de mencionar, si sois de los que os gusta ir a los sitios con más familias, como suele ser nuestro caso, el  ir a la nieve puede llegar a ser todo un espectáculo por muchos motivos. No solo los peques se lo han de pasar bien.

 

Las risas que nos echamos, ya el día antes, con el tema de la ropa que íbamos a llevar nosotros fue tremenda. Muchos dijimos, yo no voy a gastar ni un euro en comprarme un traje, voy a buscar el que usaba yo cuando iba de guaje.

 

La alegría de encontrar la ropa y que te entrara, no tiene precio. Eso de ponerte ropa de hace veinte años y que te siguiera sirviendo, es algo que te hacía sentir muy bien. Así que preparamos el petate, la comida y listos para ir a la nieve.

 

Ahora bien, hubo una cosa con la que no contábamos, no solo nosotros, sino todo el grupo. Los ataques de risa que tuvimos al llegar a la estación de esquí y cambiarnos. ¿Sabíais que los “nevicas” ya no están de moda? A mí ni se me había ocurrido pensar en ello, con que me valiera ya tenía lo que quería, así que las carcajadas duraron todo el día. También he de decir que la gente es muy mala… joooo, que se daban la vuelta para mirarme bien y encima   cuchicheaban, me juego lo que queráis que se lo que decían “la de tiempo que hacía que no veía uno de esos…”. Asi que se podría decir que fuimos a la nieve con un estilo, como se suele decir hoy, vintage. Incluso mi hijo mayor llegó a decirnos, después de unas cuantas miradas de arriba a abajo, jaja papa, te pareces a los de dos tontos muy tontos. Será cabrito.

 

En fin, ahora que hemos desempolvado los trajes (que iremos reponiendo poco a poco) y viendo lo bien que se lo pasaron los peques, estoy seguro que iremos mucho más a menudo a partir de ahora.

 

Un último consejo que os voy a dar, para los que tengáis pensado a ir y haga mucho tiempo que no vais, deciros que la nieve cansa un montón (eso no lo recordaba) y que  os toméis las cosas con calma, que los cuerpos ya no son los mismos, yo quede como los peques después de un día de mucha actividad, estaba tan cansadín, que solo me faltó quedarme dormido en el coche y que me subiera mamá en cuello a casa. Y encima me lleve de recuerdo un esguince.

Si sois de esos padres que os gusta disfrutar con vuestros hijos, esta actividad es de las que más me gustan para ello. Desde las 11 de la mañana, hasta las 6 de la tarde, sin parar de disfrutar con ellos, tirando bolas, saltando, escalando,  rebozándonos, bajando en trineo…. lo pasamos genial y seguro que volveremos pronto (cuando me cure del `pequeño accidente).

 

Besos de Asturianinos.

 

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